Hace relativamente pocos años se construyó la Ermita de San Antonio, hasta la que los vecinos del pueblo se desplazaban movidos por su fe. Hasta el Santo se aproximaban desde ganaderos que temían el incierto futuro de sus animales, hasta mujeres de una considerable edad que por miedo a su soltería rogaban al Santo, para que esa situación finalizase y así poder crear su propio hogar.
La Ermita siempre se ha mantenido en buen estado de limpieza y conservación, para la celebración anual de la misa de San Antón, 17 de Enero. Según marca la tradición, los niños del colegio se desplazan a pie hasta la Ermita, donde se encuentran con los demás vecinos del pueblo que llevan a sus animales de compañía para que sean bendecidos. Tras la culminación de la celebración religiosa se celebra la popular carrera del higo, donde todos los niños compiten y son compensados de igual modo tanto si han ganado como si han perdido en la carrera.